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Sediciosos son culpables de muerte de ayacuchanos

En Ejército les dio todas las facilidades para desalojar el aeropuerto de Huamanga, pero los extremistas rebasaron a sus propios dirigentes.

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Fecha Publicación: 17/12/2022 - 00:00
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Por Plinio Esquinarila/ César Rojas

Fracasadas las intentonas de la toma de Lima y cierre del Congreso, ya sea con participación de los ronderos de Cajamarca o los reservistas del Ejército convocados a Palacio por el expresidente Pedro Castillo, la única salida era que el propio mandatario diera el zarpazo el 7 de diciembre último, fecha que marca el inicio una asonada insurreccional que ha obligado al gobierno de Dina Boluarte a recurrir a la declaratoria del estado de emergencia y el ingreso de la Fuerza Armada a los teatros de operaciones, principalmente en Ayacucho, con los 8 muertos reportados este jueves.

No es que el Ejército haya sido enviado a «masacrar al pueblo» ayacuchano, como trata de hacer creer las versiones que difunde la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y otras ONG, incluido algunos congresistas de izquierdas como Rutht Luque y Álex Flores.

La mejor prueba está en un video sobre la participación de una patrulla en el aeropuerto de dicha ciudad en el que muestra al jefe del destacamento solicitar en forma amable, al líder de la turba, para que se retiren de este lugar, tal como se desprende de la conversación grabada por una periodista.

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Esta es «una manifestación simbólica, política, para que nos escuchen (...) Solo así nos van a prestar atención la prensa internacional, los congresistas incompetentes... No saben escuchar al pueblo».

Así empieza la conversación de un dirigente con un militar, quien lo escucha, luego interviene en forma mesurada.

–Ustedes está haciendo una marcha...
–Sí, seguimos.
–Pero no pueden entrar [al aeropuerto]. Yo no puedo entrar a tu casa y romper tu reja, tu puerta. No puedo. Son tus derechos, entiende –le explica. “Hagan su marcha en la calle; acá no los escucha nadie. Acá no pueden entrar”, reitera.

El cabecilla no encuentra razones para refutar al jefe de los soldados que ya estaban apostados en el terminal aéreo. Y es cuando el uniformado añade:

«Vamos a avanzar. No queremos tener problemas. No queremos tener vidas accidentadas, no queremos tener lastimados. Por favor. Nosotros también somos del pueblo, igual que ustedes. Entonces, por favor, retírense», añade en forma de súplica, lo que no es propio de la conducta ni costumbre de las fuerzas armadas.–Esta es una manifestación nomás, comandante, espero que nos entienda, insiste el activista.
–[Pero] fuera de la pista, por favor.
–Un par de horas y nos iremos. Solo es una manifestación.
-Por favor.

Como se puede ver, hubo un acuerdo, donde el hombre del Ejército tuvo que recurrir a pedir favores con el argumento que él también era del pueblo, entre otras palabras más que amables que el dirigente entendió, o al menos eso aparentó, garantizando de paso que estarán tranquilos y se retirarán al cumplir el tiempo límite que al final sería de media hora.

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