La Cancillería tiene agenda roja
“El servicio diplomático ha dejado de existir. Cuando ese servicio no sirve a la nación, como se ha visto en las vacunas, y una mafia toma el poder y el control de la diplomacia, no tiene sentido plantear agendas de tipo nacional a Torre Tagle”, dice Fernán Altuve-Febres.
Por Plinio Esquinarila
Cinco veces se cambió de ministro de Relaciones Exteriores en los 14 meses del gobierno de Pedro Castillo. En el ínterin, Miguel Rodríguez Mackay fue echado por el tema de la Convención del Mar (Convemar) y César Landa repuesto en la jefatura de la diplomacia peruana en medio de este rumbo errático que había empezado -a trompicones- con el exguerrillero Héctor Béjar, seguido luego por Óscar Maúrtua de Romaña y después los citados Landa y Rodríguez.
Al margen del escándalo que creó la sola presencia de Béjar en el palacio de Torre Tagle, sin embargo hay que subrayar que la última fase de esta crisis institucional del Ministerio de Relaciones Exteriores hay que ubicarla en el momento en que César Landa, en sus días anteriores cuando estuvo al mando de este portafolio, no pudo conseguir la autorización del Congreso para que el mandatario viaje a Colombia a la asunción de mando de su homólogo Gustavo Petro.
Un tuit de Vladimir Cerrón, secretario general de Perú Libre, lo lapidó y Castillo lo mandó a la embajada en Alemania. Entretanto, los enlaces de Rodríguez Mackay habían llegado hasta el ex primer ministro Yehude Simon y al jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), José Fernández Latorre, sus patrocinadores en la sombra.
Lea la nota completa en nuestra versión impresa o en nuestra versión digital AQUÍ.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.