Luis Miguel Castilla, extitular del MEF, en entrevista con Expreso: "El próximo gobierno heredará una bomba de tiempo"
Advierte sobre déficit y riesgos fiscales.
El exministro de Economía y Finanzas (MEF) del Perú y director ejecutivo de Videnza Instituto, Luis Miguel Castilla, advierte que los ingresos extraordinarios encubren un gasto rígido insostenible y que el ajuste fiscal será inevitable.
En agosto, el déficit fiscal cerró en 2.4 %. No es un mal resultado, pero tampoco la meta prevista. ¿Cuál es su lectura hacia el cierre del año?
La mejora que hemos visto este año responde principalmente a ingresos extraordinarios: mayor captación de renta minera y una regularización significativa del impuesto a la renta. No es un esfuerzo doméstico estructural, sino un efecto externo. Cumplir la meta de 2.2% es poco probable. El segundo semestre suele traer más gasto por estacionalidad y, además, ya comenzó a sentirse el impacto de la campaña electoral. Veremos iniciativas de gasto desde el Congreso, con escasa capacidad de contención del Ejecutivo, y al mismo tiempo se agudizarán las perforaciones a los ingresos tributarios. Es decir, vamos a estar cerca, pero no por mérito interno, sino porque “el mundo nos ayuda” con precios de materias primas.
¿Qué herencia económica deja la gestión de Dina Boluarte?
Lo primero que hay que entender es que los ingresos que sostuvieron las cuentas fiscales en 2024 han sido extraordinarios —por precios altos de minerales y regularización del impuesto a la renta—, mientras que el gasto que se ha expandido es permanente y rígido. Esa combinación es insostenible. El incremento se ha dado en planillas, pensiones y contratación de locadores de servicios, que es en la práctica una forma disfrazada de aumentar la planilla pública. No estamos hablando de más inversión pública, que podría justificarse por su efecto en cerrar brechas y elevar el crecimiento potencial, sino de gasto corriente que no genera valor de largo plazo. El deterioro de las cuentas fiscales y la pérdida de credibilidad del MEF son, lamentablemente, su legado.
Sobre el Marco Macroeconómico Multianual, ¿considera que es poco realista?
El Marco Macroeconómico Multianual (MMM) se ha vuelto poco realista y demasiado optimista. A diferencia del pasado, cuando el MEF prefería ser conservador en sus proyecciones para dar sorpresas positivas y fortalecer el ahorro público, ahora se sobreestiman los ingresos con supuestos de crecimiento económico muy ambiciosos. Eso da la apariencia de un manejo prolijo, pero en realidad ha servido para acomodar un gasto clientelista. Además, se han venido quemando los activos del Estado —incluido el Fondo de Estabilización Fiscal— para financiar déficits. Eso explica que la deuda neta haya subido de 4% a 24% del PBI en una década. Es un deterioro que no se puede atribuir a un solo gobierno, pero que en este periodo se ha acelerado. El legado es un MEF debilitado, más subordinado al poder político, con menos capacidad de disciplina fiscal, más gasto rígido y menos ahorro. El próximo gobierno recibirá una verdadera “bomba de tiempo” que exigirá un ajuste profundo.
Se habla de que la deuda peruana es baja en comparación a la región. ¿Es así?
Es cierto que, si se mira la deuda bruta, el Perú se ubica en torno al 33 % del PBI, mientras que el promedio de América Latina es casi el doble, alrededor de 70 %. Esa comparación aislada hace pensar que seguimos siendo muy solventes. Sin embargo, lo que no se suele mencionar es la deuda neta, es decir, el endeudamiento descontando los activos del Estado —como los fondos del MEF y el Fondo de Estabilización Fiscal—. Hace 10 o 12 años, la deuda neta era apenas 4% del PBI; hoy está en 24%. Eso significa que en una década hemos perdido 20 puntos de colchones financieros. En otras palabras, gran parte de los déficits de los últimos años se han financiado “quemando” el ahorro público. Esos recursos fueron los que en la pandemia nos permitieron desplegar una política contracíclica agresiva. Hoy ya no están, y eso nos hace más vulnerables frente a cualquier shock externo o caída abrupta de precios de materias primas.
¿Es un problema de nivel de deuda?
El problema no es solo el nivel, sino la tendencia y la lógica cortoplacista. Se ha priorizado cubrir el gasto inmediato sin una visión de largo plazo. El MEF parece actuar como si su responsabilidad terminará el 28 de julio, cuando debería ser un garante de continuidad y de dejar la casa en orden al siguiente gobierno. Ese deterioro ha sido recogido por las agencias calificadoras. No estamos aún al borde de perder el grado de inversión, pero la señal es clara: se percibe menos disciplina fiscal, más debilidad institucional y un manejo menos prudente de la deuda y del ahorro.
¿Qué debería hacer el próximo ministro de Economía al asumir?
Se encontrará con pocos ingresos permanentes, gastos rígidos y una deuda más pesada. Se necesita un ajuste real. Por el lado del gasto, hay grasa que recortar. Un estudio del BID mostró que alrededor del 2.5% del gasto público es ineficiente. Hay que reducir el gasto superfluo y mejorar la calidad del gasto. Por el lado de ingresos, subir impuestos no es la salida. El problema es la evasión (9% del PBI) y las exoneraciones (2.5% del PBI) cuya efectividad nunca se comprobó. Si se avanza en ambos frentes, habría mucho más espacio fiscal sin necesidad de aumentar tasas. Lo fundamental es recuperar disciplina fiscal e institucionalidad. Eso es lo que miran los inversionistas: compromiso con las reglas y señales claras del MEF.
¿Aumentar impuestos?
Incrementar impuestos sería contraproducente: no resuelve la baja tasa de cumplimiento y afecta la competitividad. El problema no está en las tasas, sino en la falta de disciplina para cobrar y en la proliferación de beneficios fiscales mal diseñados. También es clave recuperar la institucionalidad del MEF. El ministerio no puede seguir subordinado a presiones políticas. Tiene que volver a defender sus fueros en el Tribunal Constitucional y marcar señales claras de disciplina fiscal. Eso es lo que observan los inversionistas y las agencias de calificación: el compromiso con la institucionalidad y la credibilidad de las cuentas fiscales. En resumen, el ajuste no pasa por “apretar el cinturón” de los contribuyentes, sino por gastar mejor, cobrar mejor y blindar la autonomía técnica del MEF.
¿Qué hacer con Petroperú, que sigue siendo un problema abierto para las finanzas públicas?
El riesgo es enorme. La máxima exposición fiscal que representa Petroperú puede alcanzar hasta 3 puntos del PBI. Solo en salvatajes recientes ya se han comprometido alrededor de un punto del PBI, sin contar con las inversiones que la empresa ha realizado y que agravan su situación de deuda. En un escenario ideal, si fuese una empresa privada sin el respaldo del Estado, tendría que entrar en un proceso concursal: liquidar activos, reestructurarse, cambiar de dueños y ordenar su deuda. Eso es lo que se hace en cualquier mercado competitivo. Pero en el caso de Petroperú se le trata como “demasiado importante para caer”.
¿Lo dejamos caer?
El problema es que no existe un plan de saneamiento real. El decreto de urgencia que establecía condiciones para reestructurarla contemplaba la llegada de un gestor privado. Ha pasado más de un año desde ese anuncio y hasta hoy no se ha nombrado a nadie. Tampoco se ha avanzado en la reducción de personal ni en la venta de activos no estratégicos. Incluso en el plano simbólico, como con la torre de San Isidro —donde apenas se retiró el logo—, no ha habido señales concretas de cambio. Y el peso de los sindicatos sigue siendo determinante: recordemos que el exministro Vera, de origen sindicalista, llegó a ser gerente general de la empresa.
Sobre Petroperú
Al ser consultado sobre los problemas de Petroperú para las finanzas públicas, el exministro indicó que Petroperú se ha convertido en una “vaca sagrada” del gobierno. Señaló que el MEF ha tomado más control en la junta de accionistas, pero no ha sido suficiente. “poner candados efectivos y abrir la puerta a participaciones privadas”. dijo.
Perfil
Luis Miguel Castilla es director ejecutivo de Videnza Instituto. Cumplió la función de ministro de Economía y Finanzas y también es exembajador del Perú en Estados Unidos. Cuenta con más de 20 años de experiencia en el sector de banca multilateral. También es especialista en gestión pública, financiamiento del desarrollo y finanzas internacionales.
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