El costo de la anemia y la productividad en riesgo: IPE advierte que se observan efectos en economía de próximos 30 años
En el periodo del 2019 – 2025, la anemia infantil se ha incrementado en 5,2%, lo cual refleja un retroceso en los esfuerzos por erradicarla. Expertos precisan que este avance afectará el desarrollo del potencial de los niños, comprometiendo su futuro.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), brindadas por el Ministerio de Salud, entre 2019 y el primer semestre de 2025, la anemia en niños de edades entre 6 y 35 meses aumentó de 40,1 % a 45,3 %, un incremento de 5,2 % que representa un retroceso en los esfuerzos por erradicar este problema. Si bien en 2021 el indicador llegó a su punto más bajo, con 38,8 %, desde 2022 se evidencia un repunte sostenido que, solo entre 2024 y 2025, creció 1,6 puntos porcentuales. Este avance de la anemia infantil no solo plantea un desafío crítico para la salud pública, sino que también amenaza con afectar la productividad y el crecimiento económico del país en las próximas tres décadas, advirtió Víctor Fuentes, gerente de Políticas Públicas del Instituto Peruano de Economía (IPE).
“Hay estudios a más largo plazo que demuestran que, en la medida en que los niños tienen déficit de atención y bajo rendimiento educativo, su productividad laboral será más baja, y eso se mide en términos de ingresos. Que tengamos la tasa de anemia alrededor de 30 %, con algunas regiones que pueden llegar a 50 %, en el fondo lo que estamos viendo es que se está comprometiendo la productividad del futuro en los siguientes 30 años”, explicó Fuentes.
Agregó que el impacto mayor no se observa en este momento, pero se reflejará en resultados nacionales como “menos iniciativas de innovación, menos desarrollo de ideas disruptivas, y eso en conjunto significa productividad más pequeña y salarios más pequeños”, advirtió. Añadió que la anemia no distingue condiciones económicas, ya que es “una condición que afecta y no discrimina”.
Estrategias sostenibles
Fuentes precisó que la estrategia regional para combatir la anemia se sostiene en tres principales líneas de acción. La primera está orientada al cierre de brechas en agua y saneamiento, considerando que el acceso a agua segura y servicios de calidad es fundamental para prevenir enfermedades y mejorar la salud infantil. La segunda línea se enfoca en el fortalecimiento del consumo de hierro en el marco de la política regional de salud. Finalmente, la tercera aborda los componentes educativos y culturales, con el objetivo de generar cambios sostenibles en los hábitos alimenticios y en la conciencia de las familias.
El gerente de Políticas Públicas del IPE también cuestionó la falta de sostenibilidad en las políticas públicas. Según detalló, los programas de suplementación de hierro dependen de las Direcciones Regionales de Salud (Diresa), pero estas enfrentan constantes cambios de autoridades, lo que impide mantener estrategias de largo plazo. “Un gerente regional no puede durar menos de un año. No hay manera de sostener ninguna política si cambian tanto”, señaló.
Sin distinción
Fuentes insistió en que el problema de la anemia no distingue niveles de ingreso, ya que afecta tanto a hogares pobres como de clase media, aunque los primeros tienen menos capacidad de enfrentarla. “A diferencia de la desnutrición crónica, que está más asociada a los ingresos, la anemia es un problema transversal. Puedes tener ingresos altos y ser anémico, porque depende de la absorción de hierro y de la salud en general”, explicó.
El gerente de Políticas Públicas del IPE sostuvo que las regiones de la selva son las que más resaltan en las cifras de anemia, sobre todo la región Loreto. Sin embargo, también se encuentran algunas regiones de la costa, principalmente aquellas con un alto nivel rural y poco acceso a servicios básicos.
Costo para el Perú
En 2022, el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con el apoyo del Ministerio de Salud, presentaron el informe El costo de la doble carga de la malnutrición: impacto social y económico en Perú, con el objetivo de cuantificar los efectos.
Los costos asociados a las atenciones de salud, el bajo rendimiento escolar y la baja productividad debido a la doble carga de la malnutrición en el Perú se tradujeron en la pérdida de 10,5 mil millones de dólares en 2019, equivalentes al 4,6 % del Producto Interno Bruto (PIB), reveló el informe. Cabe precisar que, de esta cifra, 6,56 mil millones son atribuibles a la desnutrición infantil y 3,89 mil millones al sobrepeso y la obesidad.
Efectos de la anemia
En ese sentido, la exministra de Desarrollo e Inclusión Social, Carolina Trivelli, explicó que la anemia tiene un impacto directo en el desarrollo económico del país. “Cuando tienes niños que enfrentan una situación de anemia, sobre todo en niveles tan altos, son niños que no van a poder desarrollar todo su potencial, con lo cual su futuro se compromete”, expresó.
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Remarcó que a los niños con anemia les cuesta más prestar atención en la escuela, crecen con una salud debilitada y ven afectadas sus habilidades cognitivas y su capacidad de desarrollo. “Cuando estos niños crezcan, veremos a adultos menos productivos, con limitaciones para ser eficientes, innovadores y creativos”, precisó.
De esta forma, recalcó que el impacto en la productividad es el daño más evidente, ya que las personas que enfrentaron la anemia en su infancia suelen tener mayor dificultad para aprender, desarrollarse plenamente y desempeñarse de manera eficiente en el ámbito laboral.
Paquete de acción
Para revertir esta situación, Trivelli insistió en que se requiere un paquete integral de acciones que involucre a distintos sectores.
“El sector salud debe garantizar controles y tamizajes oportunos, así como la entrega de suplementos de hierro y visitas domiciliarias para orientar a las familias. Pero también se necesita que las familias tengan los recursos para alimentar bien a sus hijos. No sirve capacitarlas si no pueden comprar alimentos ricos en hierro”, dijo.
En esa línea, mencionó que es esencial asegurar agua segura, saneamiento adecuado, pisos saludables y viviendas libres de contaminación para prevenir enfermedades infecciosas que impiden la absorción de nutrientes. Además, destacó la importancia de la articulación entre los sectores de salud, vivienda, inclusión social y gobiernos locales.
Familias afectadas
Asimismo, Trivelli precisó que la anemia impone una carga directa a las familias, no solo porque limita la capacidad de generar ingresos suficientes, sino también porque muchas veces obliga a que algún miembro del hogar asuma las labores de cuidado o acompañamiento hacia quienes enfrentan las consecuencias de una salud debilitada. Esto, a su vez, reduce el tiempo disponible para el trabajo y el acceso adecuado a la educación, profundizando más los círculos de vulnerabilidad en la economía familiar.
Prioridad en presupuesto
Por su parte, la exministra de Salud, Midori De Habich, hizo un llamado a revisar las prioridades del gasto en salud. Si bien reconoció que los programas materno-infantiles cuentan con un presupuesto relativamente sólido, cuestionó que gran parte de los recursos se destine a la construcción de hospitales de alta complejidad, mientras el primer nivel continúa desatendido.
“Creo que necesitamos reforzar el primer nivel. Yo estoy viendo cifras muy grandes de presupuesto en iniciativas de construcción de hospitales de alta complejidad, y me pregunto si parte de esos recursos serían más efectivos para lograr mejor salud si nos empeñamos en construir un primer nivel sólido”, dijo De Habich.
Cobertura nutricional
La exministra de Salud explicó que “los niños de 6 a 36 meses deberían contar con una adecuada cobertura nutricional gracias a la lactancia materna durante los primeros seis meses y a los controles de niño sano a lo largo del primer año de vida”. Según precisó, ambos factores —lactancia y controles postnatales— son fundamentales para asegurar un desarrollo saludable en la etapa más crítica del crecimiento. Sin embargo, advirtió que “cuando estos controles no se realizan correctamente, se pierde la oportunidad de garantizar un adecuado seguimiento del desarrollo infantil durante el primer año”.
Agregó que la pandemia tuvo un impacto significativo en el control del niño sano, debido a que la atención primaria, encargada de este servicio, estuvo paralizada durante los primeros meses de la emergencia.
Programa de contingencia
De Habich señaló que el seguimiento infantil se interrumpe después del primer año, lo que deja un vacío en la vigilancia del desarrollo hasta la edad preescolar. En ese contexto, destacó los espacios comunitarios como los programas Wawa Wasi, que permitían el monitoreo.
Evidencias
Las brechas territoriales evidencian que las condiciones de acceso a agua segura, saneamiento y servicios de salud continúan siendo factores determinantes para el control de esta enfermedad en el ámbito rural.
Cifras reales
5,2 por ciento es la cifra de crecimiento de la anemia a nivel país entre los años 2019-2025.
Incremento por zonas rurales y urbanas
Entre el 2019 y el primer semestre de 2025, la anemia infantil registró un incremento. En las ciudades, la proporción de niños de 6 a 35 meses con anemia pasó de 36,7 % a 43,4 %, lo que representa un aumento de 6,7 %.; mientras que en zonas rurales pasó de 49,0 % en 2019 a 49,8 % en 2025, un incremento de 0,8 %.
Aporte
La gerente general del Banco de Alimentos Perú, Daniela Osores, sostuvo que contribuyen a la lucha contra la anemia infantil a través de la prevención y el fortalecimiento de capacidades en trabajo conjunto con padres de familia y socias de comedores populares y ollas comunes. “Creemos que la transferencia de conocimientos es clave para prevenir la anemia desde el hogar y comunidades”, dijo.
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