Cautela ante anuncios de Dorado petrolero en Amazonía peruana

Por César Gutiérrez

La entrega del lote I en la región Piura a Petroperú es un acto simbólico, importante para la petrolera estatal, tendrá participación en la producción de crudo que la había perdido en la década de los 90 con la privatización.

Digo que es simbólico pues la producción es del orden de 500 barriles diarios, siendo la necesidad de Refinería Talara de 95 mil barriles diarios (MBD). En este caso el simbolismo cuenta a favor pues desde julio de 2006, con la Ley de Modernización de Petroperú (Ley 28840), la empresa aspiraba a retornar a la producción.

A nombre de esto ahora se habla del potencial petrolífero en la región Loreto y se afirma que podría llegar a los 42 MBD. La cautela debe primar por dos razones: los problemas medioambientales existentes y las recientes cifras de producción.

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En cuanto a los problemas medioambientales son muy serios, hay gran cantidad de impactos por residuos de hidrocarburos en el lote 192, ubicado en el distrito de Andoas, de la provincia del Datem del Marañón (región Loreto), y en el lote 8, situado en el distrito de Trompeteros de la provincia de Loreto (región Loreto). Esto ha ocasionado gran malestar en toda la región que se extrapola a otras provincias como la de Requena, donde se encuentra el lote 95, donde hoy su operador, la empresa Petrotal, tiene problemas con las comunidades.

Mientras no haya por parte del Estado un compromiso serio de remediación, no solo por impactos de los lotes sino también por el oleoducto, la conflictividad social estará presente. El costo de remediación no ha sido cuantificado con rigurosidad y según algunas cifras preliminares podría llegar a 1,000 millones de dólares.

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