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No hay garantía de comicios transparentes

Especialistas cuestionan modalidad que se usará en enero de 2020 luego de la reciente experiencia boliviana.

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Fecha Publicación: 27/10/2019 - 01:00
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La denuncia del candidato a la presidencia de Bolivia, Carlos Mesa, de un fraude en el proceso electoral que lo enfrentó al actual mandatario, Evo Morales, nos obliga a voltear la mirada hacia el Perú, que tendrá dos procesos electorales importantes en 2020 y en 2021, en los cuales podría suceder lo mismo.

En el Perú, actualmente existe un sistema mixto de votación. Es decir, si bien se mantiene el sistema electoral tradicional de la emisión de votos escrutados de manera manual, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) ha ido implementando el sistema del voto electrónico en las elecciones presidenciales, regionales y distritales, el mismo que sería utilizado para los sufragios de enero de 2020.

A modo de ejemplo, el 9 de diciembre de 2018 fueron 39 los distritos del país en los que se usó la modalidad del voto electrónico para el proceso del referéndum en el que la ciudadanía dio su veredicto sobre las cuatro reformas planteadas por el presidente de la República, Martín Vizcarra.

En el Perú son más de 23 millones los ciudadanos que están habilitados para votar. De estos al menos 1’729,028 electores ya hicieron uso del voto electrónico y existe la posibilidad de que en cada nuevo proceso electoral la cifra vaya aumentando.

Sin embargo, en la experiencia internacional el voto electrónico no ha sido la mejor garantía de transparencia de un proceso electoral y hay sospechas sobre las deficiencias de este sistema en países como Venezuela y otros.

NO HA SIDO AUDITADO

El especialista en temas informáticos Erick Iriarte afirmó a EXPRESO que el sistema de voto electrónico que posee la ONPE no ha sido auditado públicamente, por tanto no puede ser confiable, ya que no se conoce cómo funciona de manera interna.

Según el experto, existen tres momentos donde la tecnología se hace presente en un proceso electoral: el primero, en la emisión del voto electrónico de manera presencial o a distancia a través de una página web; el segundo es el de la consolidación de datos, es decir cuando se transmiten los datos desde los centros de votación hasta el lugar donde se consolidan y, finalmente, la gestión de la información por parte del ente electoral para su recepción y posterior publicación de resultados.

“El principio de transparencia exige que cuando se trate de sistemas electrónicos deben ser auditados públicamente. Si la auditoría no puede ser pública, significa que el sistema no es lo suficientemente asequible a un ciudadano de a pie y, aunque no tenga necesariamente una falla técnica, no genera la confianza en la votación”, comentó.

Iriarte recordó que eso fue lo que dijo el Tribunal Constitucional de Alemania para eliminar el voto electrónico en ese país.

Ahora no solo se detectan fallas dentro del sistema electrónico de quien construye las máquinas, sino que pueden ser modificadas desde el exterior. “Eso se demostró en Holanda y en Estados Unidos, porque el sistema de voto electrónico puede ser hackeado para cambiar resultados. Es decir, ya no solo es vulnerable por fallas del sistema, sino porque alguien puede intervenir en la elección desde afuera”, dijo.

Iriarte recordó que en el Perú no existe como tal una ley de voto electrónico, en cambio hay una serie de artículos en las legislaciones de procesos electorales, que permiten el uso de la votación electrónica, la cual empezó como un piloto, pero en el proceso electoral del 2016 se masificó.

“En estas elecciones del 2020 se va a querer aplicar con base en un sistema que se utilizó y que no es muy claro. Es decir, no garantiza transparencia. El voto electrónico puede alterar un proceso electoral de alcance nacional. Recordemos la diferencia entre los candidatos presidenciales Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski, en la que se ganó por menos de 50 mil votos”, finalizó.

SUSPICACIA

Para el ex jefe del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), Farid Matuk, el fraude electoral se puede consolidar con voto electrónico o sin él. “No es que sin voto electrónico nunca hay fraude. No es cierto que el fraude electoral se inventó con el voto electrónico. El problema es la transparencia que pueda existir en ambos sistemas de votación”, dijo.

Matuk indicó que si bien el voto electrónico tiene la ventaja de la rapidez del escrutinio, también tiene la desventaja de no conocer cómo funciona el software, ya que la empresa que vende el servicio no lo entrega. “Nadie sabe cómo funciona la maquina por dentro, lo que genera las suspicacias” apuntó.

Es claro para el extitular del INEI que el uso de medios electrónicos hace más sencillas las cosas para quien tenga voluntad de fraude.

“Si se aplica el voto electrónico en el país, lo que tiene que estar disponible y nunca lo está, por lo menos en los países que pude conocer, es lo que en la jerga digital se llama caja negra. Es decir, se adquieren máquinas de votación electrónica a ciegas, ya que no se conoce su funcionamiento”, explicó.

Lo que aparentemente solucionaría el atraso producido por un escrutinio de actas electorales, puede convertirse en un problema de fraude. Se comprende entonces las suspicacias que pueden existir, sobre todo en votaciones que resultan ajustadas.

Pese a ello, Matuk indicó que prefiere el sistema de voto electrónico que al tradicional, siempre y cuando se pueda conocer su sistema interno, situación que hasta el momento no está ocurriendo.

“Para mí es mejor utilizar el voto electrónico con un software abierto y no con programas cerrados. Mas si me pregunta si prefiero el voto electrónico con un software cerrado o el tradicional, entonces opto por este último”, finalizó.

OBSERVADORES

José Tello, experto en temas electorales, afirmó que el uso del voto electrónico en el país ha presentado ciertos problemas en su aplicación, pero añadió que en líneas generales sí presenta las garantías adecuadas.
No obstante, agregó que el fraude electoral puede efectuarse con voto electrónico o sin él y por eso recomendó mucha cautela con los resultados que arrojan las elecciones ya sea en el Perú o en el extranjero. En ese sentido, refirió que los observadores internacionales cumplen su rol de alertar una naturaleza fraudulenta.

“Un fraude electoral, ya sea electrónico o no, debe mantener una naturaleza irregular. Lo que hacen los observadores internacionales en ambos casos es que el proceso electoral camine con base en lo que debe ser”, apuntó.
En ese contexto, para asegurarse que un proceso cuente con las garantías necesarias, se necesita un órgano electoral independiente, un proceso limpio y con niveles que eviten manipulaciones o figuras fraudulentas.

Tello recordó que el último proceso electoral peruano con claros cuestionamientos de fraude, se concretó en el año 2000 cuando el entonces presidente Alberto Fujimori buscó su reelección por tercera vez.

“Aunque siempre han existido observaciones a las elecciones que se realizan en el Perú, no se registran fraude, salvo en 2000. Después podemos retroceder al famoso ‘anforazo’ de Víctor Raúl Haya de la Torre en los años 60 y hasta en los procesos electorales en la que las ánforas se las robaban a punta de balas”, finalizó.

CUARTO MANDATO

El presidente de Bolivia, Evo Morales, espera asumir su cuarto mandato consecutivo.
Morales aseguró, sin embargo, que si se demuestra fraude en el recuento de las elecciones presidenciales del pasado domingo convocaría una segunda vuelta “al día siguiente”.

POR: ERICK SÁNCHEZ NORIEGA

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