En nuestro país existen lugares óptimos para practicar deportes de invierno, sin embargo nuestra participación es muy modesta en los Juegos Olímpicos de Invierno, pero alegra saber que alguien porta nuestra bandera y nos representa. Los hermanos Oettl Reyes Roberto y Roberto Carcelén, integraron la primera delegación que participó en Vancouver 2010.
Sixto Sarmiento
En Lima y en otras ciudades del Perú, mientras viajas en uno de los buses de transporte público, tienes la oportunidad especial que no la encuentras en otras ciudades: disfrutar de recitales de música en vivo.
A Viseca, solía ir acompañado por mis amigos de colegio de Utec, el INEI 56. Eran mucho más que paseos y muy especiales cuando iba con Lourdes, Irma, Marcial, Julio y Silverio. Transitar la serpenteante ruta era mágico y nosotros parecíamos poseer imanes, atraíamos a las aves para que nos cantaran y a las flores, para que emanaran su aroma.
De niños, llegamos a encariñarnos con nuestros juguetes y, con seguridad, muchos de ellos aún lo conservamos en nuestra memoria y en algún lugar especial. Siempre nos divertíamos con lo que teníamos, eso era suficiente para estar felices.
La Navidad llega para iluminarnos con su luz de esperanza, llega rompiendo el reinado de estos oscuros días con los que la pandemia nos tiene secuestrados, llega para contrarrestar el reinado de los males que con sus garfas pretenden endurecer nuestros corazones, llega con su voz de auxilio porque, lamentablemente, estamos todavía con muchas restricciones para un normal contacto humano y para d
Sin duda alguna, el Metro de Lima ha contribuido a mejorar el caótico servicio de transporte público de nuestra ciudad. A estas alturas, ya deberíamos contar con los servicios de las Líneas 2; 3 y 4. Lamentablemente, impera la fuerza y voluntad de gestiones llenas de incapacidad, burocracia y corrupción; estas son insensibles ante el drama de quienes padecemos bajo su poder.
Ya quisieran muchos que la tecnología y el arte transiten por caminos opuestos. Felizmente, existen suficientes evidencias que demuestran que ambas son caras de la misma moneda.
Huancayo, la bella ciudad del centro del país, desde hace unos días, ha sido declarada por la Unesco como una ciudad creativa, en la categoría de música.
Pronto celebraremos el Día de Todos los Santos y de los Difuntos. Felizmente, en los lejanos pueblos enclavados en el Ande, todavía se conserva nuestra ancestral tradición.
En la señorial y bella ciudad de Huamanga, felizmente el arte sigue floreciendo, es más, se le ve radiante de vitalidad. Los ayacuchanos siempre nos maravillan con agradables sorpresas que hacen sincronía con lo que sucede en sus calles, en los hermosos patios coloniales de sus casonas o en sus iglesias y, en cada esquina donde siempre se respira buenas nuevas.
Han pasado 50 años desde que un grupo de pobladores, motivados por el sueño de la casa propia, llegaron cargados de esteras y sobre todo de ilusiones a los inmensos arenales para transformar el baldío en lo que hoy es Villa El Salvador.
La llegada a casa, tras una ausencia prolongada, era notoria. Las lágrimas brillaban. También el sol derramaba lágrimas, más que nosotros, por eso sus rayos se nos aferraban. Y el viento, como quien también festeja nuestra llegada, salía de su escondite, tambaleándose como los eucaliptos.
Al sumergirme en la lectura de la nueva entrega de Nilo Espinoza, descubrí con regocijo, en cada una de sus páginas, el cuidado quirúrgico que tiene con la palabra. La sensibilidad, con la que es tratada la prosa, la hace atractiva y sobre todo, marca los linderos de un estilo especial y particular.
La pandemia nos está acorralando y, lo más grave, con nuestra indiferencia e irresponsabilidad nosotros mismos nos estamos colocando la soga al cuello. A muchos, por no decir a la gran mayoría, poco o nada interesa la salud del resto, viven su mundo y el momento, propios del más extremismo individualista.
Ya extrañábamos los libros de Verónica Chú Saavedra. Con sus novelas cautivó a los lectores con un estilo muy particular, esa forma cómo lograba hacer danzar al dolor y generar escenarios especiales, con personajes que resaltan en escenas de acción y que “no hacen honor a su uniforme” porque en este mundo, e imagino también en los otros, estar uniformado debe ser aburrido.
Demetrio Rojas nos entrega un hermoso libro de cuentos como invitándonos a volver o a visitar nuestros pueblos del ande y así arroparnos con sus vivencias de antes que son vivencias de siempre. La narrativa de este libro, recrea el mundo andino con un toque citadino, trae novedades y abre nuevas ventanas para ver lo que sucede apenas sales de la capital.
Caminando por la plaza de Chachapoyas, contemplando su cielo que siempre reposa vestido con un especial manto azul, sentí la sensación de cruzar campos sembrados de mensajes enviados de ese cielo, era como abrir un libro lleno de agradables sorpresas. De pronto percibes una voz que te llama desde una esquina, como quien te dice ¡Vuelve!, ¡visítame!
De niño, por las mañanas, mientras nos dirigíamos a nuestros campos de cultivo, a veces con mamá, con papá, con mis hermanos y otras veces con amigos, lo hacíamos entonando hermosos huaynos, todos en quechua.