Se percibe un afán de quitarle la etiqueta de "izquierdista" equiparando a Antauro Humala con Nayib Bukele (y hasta con Javier Milei) cuando es más un potencial surtido de Maduro, Evo, Castillo y el sirio Bashar al-Assad.
Miguel Lagos
El país amaneció hoy otra vez siendo testigo de la incesante pugna política y de poder en torno al control del Ministerio Público (el Poder Judicial también es campo de disputas). Quienes creen que esto es solo resultado de "valiosas luchas contra la corrupción" está cayendo en una obvia ingenuidad.
Enorme entusiasmo despertó en Venezuela y en el mundo libre que las fuerzas prodemocráticas eligieran como líder opositora a María Corina Machado a través de unas elecciones primarias sin intervención del régimen dictatorial. No hubo así chance de fraude.
Javier Milei (Patricia Bullrich y Mauricio Macri, aliados cruciales en el triunfo alcanzado) no solo se enfrentó al partido oficialista y al kirchnerismo, también a la enorme maquinaria del Estado que el peronista y "centrista" ministro de Economía, Sergio Massa, instrumentalizó sin ningún escrúpulo.
Ya van 38 días y Vladimir Cerrón sigue prófugo sorteando sonriente una prisión efectiva de 3 años y 6 meses por colusión relacionada a los enjuagues corruptos del "Aeródromo Wanka" en Orcotuna y Sicaya (Junín).
La población no debería preocuparse por defenderse directamente de los delincuentes organizados, pero no les queda opción cuando los gobiernos son ineficaces contra la inseguridad.