ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Mario Núñez

Imagen

La permanencia de Castillo en Palacio, desde mi perspectiva, ha puesto de manifiesto tres cuestiones. Primero, la imperiosa necesidad de reformar integralmente el Capítulo IV de la Constitución, sobre el Poder Ejecutivo. Segundo, la precariedad en la representación congresal, que viene actuando con descaro e impunidad en contra del interés nacional.

Conmigo… ¿qué pasará al dejar la presidencia?; es muy probable, sea la ansiosa pregunta que reverbera en la muy limitada mente de Pedro Castillo. La respuesta, premonitoria, todos la conocemos: ¡LA CÁRCEL! ¿Estaré a tiempo de renunciar? Se inquiriría el profesor; la respuesta: un inmenso estridente ¡NOOOO!

De una interpretación sistemática de los artículos 97°, 99°, 100°, 113°, 117° de la Constitución, y demás normas concordantes, es viable inhabilitar al presidente Castillo, con mayoría simple de votos del Pleno del Congreso; para lo cual sólo hace falta VOLUNTAD POLÍTICA, la cual, infelizmente, está supeditada a los repugnantes intereses de los políticos tradicionales relacionados, sobre todo,

El artículo 99° de la Constitución establece que corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el Congreso al presidente de la República (…) por infracción de la Constitución y por todo delito que cometa en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco años después de que haya cesado en ésta. El artículo 113° instituye las causales por las que vaca la presidencia.

Si Castillo tendría “hospedados” en Palacio a Pacheco y a su sobrino, tal como están las cosas, no pasaría nada. Se encontraron $20,000 en uno de los baños de Palacio y no pasó nada. Colaboradores eficaces vienen revelando las tropelías y delitos cometidos por el profesor delincuente y no está ocurriendo nada.

Audios, videos, delaciones, confesiones sinceras, indicios, evidencias y medios probatorios, cada vez más a raudales, salen a la luz, dando a conocer la catadura moral del inefable inepto profesor Castillo.

Esbozando la estructura de mi futuro libro, sobre la precariedad de los sistemas electoral y de partidos políticos en el Perú, a través de los medios de comunicación, gobernado por la preocupación, Zamir Villaverde reveló sobre el fraude electoral del que fuimos testigos los peruanos, pero no así los invidentes inmorales del Jurado Nacional de Elecciones.

Ante la Comisión de Fiscalización del Congreso, la Sra. Karelim López se ratifica en su acusación contra el presidente Castillo de liderar una organización criminal desde Palacio de Gobierno. Por otro lado, casi el 100% de los gobernadores regionales y cientos de alcaldes están siendo investigados por actos de corrupción.

La convulsión social, la acelerada degradación del Estado y de la economía nacional, nos indican que el cáncer Perú Libre, habiéndose iniciado como un tumor maligno en la región de Junín, haciendo metástasis, ya infestó el Ejecutivo y Legislativo, que galopante está llevando al Perú a punto de no retorno… ¡Si no hacemos algo!

Acción Popular, Alianza Para el Progreso, Podemos, Perú Democrático, Juntos por el Perú y el Partido Morado, tras la votación que definía si se le vacaba al presidente Castillo, dieron indubitable demostración que los intereses personales de los congresistas y sus líderes partidarios son los que prevalecen.

Estratégicamente o desbocado, el presidente del Consejo de Ministros, al desvelar que Pedro Castillo “…decidió a última hora no hacer el anuncio de adelanto de elecciones generales...” desde mi perspectiva, irremediablemente habría precipitado la caída del Presidente. ¡CRASO ERROR!

Sabemos que la migración es connatural a la especie humana.

Dándome un respiro, queriendo desentenderme de la política, no escuchar por un tiempo las lamentables declaraciones del presidente Castillo, retornaron a mi mente, postulados de Zenón de Citio, Séneca el Joven y Epicteto, inmensos representantes del estoicismo, corriente filosófica muy popular en la Roma Antigua y en la Grecia helénica.

La responsabilidad que sean electos alcaldes, gobernadores regionales y presidentes de la República analfabetos funcionales, indigentes mentales y delincuentes, es porque la Ley lo permite… ¡ASÍ DE SIMPLE!.

Siendo irónica la pregunta, es triste responderla con un sí preocupante. En nuestro vasto mar normativo, no existe requisito mínimo de idoneidad cognitiva, personal, ni moral establecida para postular y ejercer la Presidencia de la República.

Encuentro cierto paralelismo entre lo ocurrido en la elección presidencial chilena con la peruana; claro, con las diferencias propias de su realidad social, política y económica. En ambos casos, pasaron a la segunda vuelta electoral presidencial representantes de los extremos políticos, ganando los de la izquierda radical.

Pedro Castillo, que recuerde, sin duda alguna, es el presidente con las más serias limitaciones, qué duda cabe. Pero, aun siendo éste un menesteroso modesto mental, ha logrado sortear la primera moción para su vacancia, gracias a una oposición corrupta, fracturada, despreciada y desconectada de las grandes mayorías, con la concurrencia, creo yo, de los medios de comunicación.

El limitado razonamiento, la incapacidad en gestión pública, su cuestionable moral que le imposibilitaría dilucidar entre lo que está bien o mal, su creciente repudio popular, la progresiva inestabilidad política, social y económica agravada por los actos de corrupción, de todo tipo y calibre, cometidos por los inefables filo-narcotraficantes nombrados por el presidente Castillo, parecieran no

PUBLICIDAD