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Luis Gonzales Posada

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Putin es un psicópata con poder nuclear, como demuestra haber retado a “un duelo de alta tecnología entre el misil Oréshnik y los sistemas de defensa antiaérea de Estados Unidos”, precisando que el escenario de esa aberrante competencia sería Kiev, capital de Ucrania, que alberga una población de 3 millones de habitantes.

El dictador nicaragüense Daniel Ortega continúa reprimiendo despiadadamente a la Iglesia Católica como institución, a prelados y feligreses, en un país donde el 50 % de la población profesa esa religión.

Putin ha celebrado los mil días de la invasión a Ucrania anunciando la producción en serie del misil hipersónico Oreshnik, una poderosa arma con una velocidad de tres kilómetros por segundo y un alcance de 5,500 kilómetros.

Se realizó exitosamente la cumbre 2024 de APEC, mega plataforma integrada por 21 naciones del Asia-Pacífico, con una población superior a tres mil millones de habitantes, que concentra el 61% del PBI mundial, así como el 56% de la producción y el 47% del comercio internacional.

Evo Morales es un político extremista, aliado de las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba; y, a la vez, un depredador sexual, procesado por estupro ante los tribunales de justicia de su país.

El Partido Republicano ganó la elección presidencial, el Senado y la Cámara de Representantes.

El gobierno demostró absoluta irresponsabilidad cuando el premier Alberto Otárola sostuvo que, para combatir la creciente inseguridad ciudadana, existía un “Plan Boluarte”.
Así lo dijo, sin rubor ni tapujos, respondiendo a periodistas que preguntaron si aplicarían el modelo Bukele.

Diosdado Cabello, número dos del régimen venezolano, es un siniestro personaje que controla la Policía, el Servicio de Inteligencia Bolivariano y las Fuerzas Armadas.

Trump está en problemas, asustado, confundido, irritado, porque puede perder las elecciones de noviembre.

Trump está en problemas, asustado, confundido, irritado, porque puede perder las elecciones de noviembre.

En tres días culmina su mandato el presidente mexicano Manuel López Obrador, avezado protector de Pedro Castillo, de las dictaduras de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Rusia.

Guardo el mejor recuerdo de la canciller Ana Cecilia Gervasi, fallecida a los 57 años de edad.
Era abogada, graduada en la Universidad Católica, con posgrado en Relaciones Internacionales y Diplomacia en la Academia Diplomática del Perú.

Maduro no es un jefe de Estado. Es, más apropiadamente, dicho con mayor sindéresis, jefe de una organización criminal, similar a la banda del Tren de Aragua, pero con mucho más poder, número de asesinatos y dinero.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, debería ser internado en un hospital psiquiátrico por la cantidad de disparates que dice y hace, producto de su demencia senil y espíritu dictatorial.

El Estatuto de Roma, que crea la Corte Penal Internacional (CPI), establece en su artículo quinto que esta tiene competencia jurisdiccional para juzgar a los autores y cómplices de crímenes de lesa humanidad.

Los presidentes de Brasil y Colombia, Lula da Silva y Gustavo Petro, han hecho una propuesta inviable y amoral, planteando que el dictador Maduro y la oposición democrática se integren en un gobierno de coalición que convoque a nuevos comicios presidenciales.

El mafioso mega fraude electoral perpetrado por Nicolás Maduro, seguido de una brutal represión que incluye asesinatos, arrestos y golpizas de opositores, ha dejado al descubierto la absoluta inoperancia de la OEA, pero también de otras entidades internacionales y bloques políticos que tienen como principios rectores defender la democracia y los derechos humanos.

En momentos que el sátrapa Nicolás Maduro es repudiado en su país y el exterior por haber perpetrado un escandaloso fraude electoral, su aliado nicaragüense, Daniel Ortega, arresta once sacerdotes, continuando su política represiva contra la Iglesia Católica.

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