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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

A los cuatro gobernantes que han defraudado al país durante esta última década les importa un ápice que les recriminen por sus delitos. Crímenes que suman millones de dólares hurtados mediante comisiones ilícitas, cobradas a contratistas corruptos previa aprobación de proyectos suyos –con presupuestos sobrevalorados– para realizar obras innecesarias para el Estado.

Así no, presidente Sagasti. Estas no son maneras para tratar a una institución como la Policía, vertebral en toda democracia y Estado de Derecho. Las leyes se han hecho para cumplirlas. No para sacarles la vuelta, apelando a reglamentos impostores ni a interpretaciones antojadizas. ¡La ley es la ley!

La vieja farsa que cotidianamente le embute la izquierda a la masa popular es que su Constitución enriquecerá a los pobres y pauperizará a los millonarios. Lo hace porque se lo permite esa masa gaseosa, escurridiza, blandengue que es el centroderecha del país.

Qué tal si, dos semanas atrás, algún diario opositor hubiese editorializado sosteniendo que “está documentado que el fiscal NN del caso XXX, señaló a los abogados de un empresario investigado en el caso llamado YYY que ´necesitaba conseguir algo contra el presidente´, en alusión al ex jefe del Estado Martín Vizcarra.” O que “el equipo de fiscales A, B y C del caso D diseminó en la prensa las ac

Tal vez la principal razón de todos los males de nuestro país estribe en la medianía de sus instituciones.

La izquierda ha izado la bandera de referéndum para iniciar el proceso de cambio de la Constitución, vía asamblea constituyente. Pero nuestra Carta no exige de asamblea para ser modificada. Ella misma designa al Legislativo para que, según los cánones decididos por sus autores, cambie los artículos que sean necesarios para adecuarla a los requisitos de una nación tan desconcertante como esta.

¡La deriva hacia el caos que impone El Comercio no tiene parangón! Ha perdido toda decencia, toda sindéresis, todo ese carácter y rigor cincelado por sus iniciadores y las tres primeras generaciones familiares que asumieran aquella presea tras la muerte del chileno Manuel Amunátegui, cofundador de ese diario junto con el argentino Alejandro Villota.

El nuevo gabinete lo preside Violeta Bermúdez, abogada especialista en temas como género, poblaciones vulnerables, paridad y alternancia. ¡Utilísimos para estos tiempos! De ministra de Defensa está Nuria Esparch. Como escribiera ayer el portal informativo Digital TV, “¿Qué hubiera ocurrido si el gobierno anterior hubiese nombrado a una ex gerente de Graña & Montero como ministra de Estado?

La izquierda regenta este país. El poder Legislativo –adonde, por arte de birlibirloque, ahora manda una alianza izquierdista- se ha instalado en el Ejecutivo vía la ficción de delegar a un congresista como jefe de Estado. Hablamos de la alianza entre los progre caviares y el marxismo criollo que, por primera vez en la historia, se apropia de ambos órganos del Estado bajo un mismo puño.

No era amor al chancho sino al chicharrón. La izquierda y la progresía caviar entraron en pánico cuando el Congreso vacó al imputado por corrupción y falsario Vizcarra. En juego estaban los multimillonarios trasiegos de dinero suyo, amable lector, disfrazados de avisaje para el consorcio mediático de la corrupción.

Una crisis endémica asola al país. Crisis moral, principista, social, partidaria, sanitaria, económica, etc. Hemos tocado fondo luego del tsunami Odebrecht que hace dos años embarrase de rey a paje.

Sosteníamos en nuestra columna de ayer –escrita varias horas antes de los luctuosos sucesos de anoche- que “Los anarquistas que incitan la violencia seguirán incordiando al pueblo e intimidando a la Policía, exigiéndole les dejen destruir la propiedad privada y pública a nombre de una “libertad de protesta”. ¡Y en pleno Estado de Emergencia!

No son tiempos para aprendizajes, presidente Merino. Su gobierno necesita afianzarse o Perú soportará un cataclismo. Lo escribimos hace días para evitar que el país caiga en manos de termocéfalos, y la deriva chavista vaya a apropiarse del Perú.

Vamos por partes. Vizcarra fue un presidente embustero, intrigante y denunciado por esconder pruebas de delitos a la Justicia por su círculo íntimo. Además, está imputado por corrupción por un excolega suyo con el cual participó en los consejos de ministros de PPK.

En el Perú viene ocurriendo con la prensa lo que sucedió en Venezuela.

Cuando Vizcarra clausuró el Congreso de la República, la “Concentración Mediática de la Corrupción” CMC aplaudió aquel quiebre constitucional/democrático.

La democracia retornó al Perú, tras haber sido secuestrada por una mafia no elegida para gobernar por el pueblo. La mafia de las oenegé politizadas, los medios de prensa corrompidos, las encuestadoras acomodaticias, los consultores y demás vividores del Estado.

Parafraseando el poema aducido a Brecht, perteneciente a Martin Niemöller,

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