El viernes la noticia más resaltante del Congreso fue la relacionada a la Moción de Censura planteada a la presidenta del Congreso y miembros de su Mesa Directiva. Al margen de sus motivaciones, se armó un debate sobre si el procedimiento aplicado, por ella, fue el correcto. Aquí algunas precisiones y reflexiones.
José Cevasco
Si algo caracterizó a la semana pasada, luego de los comicios, fue el tinglado “coincidente” de diversos actores para legitimar un resultado electoral de un proceso que aún no ha finalizado.
Escribí mi columna ayer 6 de junio. Me he desvelado desde las 3 de la madrugada. Como todos los días escuché el evangelio y hubo una frase que me hizo pensar en hoy lunes cuando ya sepamos quién gobernará nuestro país.
El populismo es cruel y perverso. Hace creer a los más pobres que sus problemas pueden solucionarse rápidamente con una ley o una decisión del gobierno. Ofrece soluciones que descansan sobre una idea o un deseo, pero que no tienen una base real para remediarlos.
Ha sido bueno para el país que se conozcan los equipos técnicos de los candidatos Keiko Fujimori y Pedro Castillo. Pero ¿cuál ha sido la lectura de la población?
Si algo caracteriza a las ideologías de izquierda es mirar hacia al pasado y detenerse allí. Viven pensando las ideologías del siglo XIX y sin aplicar la dialéctica a esos mismos conceptos que generarían una evolución cualitativa al pensamiento marxista. Ellos, tratan de aplicar la ideología como un corsé a la realidad, cuando es la realidad la que debe aplicarse a las ideologías.
Quizás esta es la elección presidencial más importante desde el reinicio de la democracia en mil novecientos ochenta, cuando terminó el régimen militar que duró doce años. Su importancia radica en que el país deberá tomar la decisión de elegir entre un modelo de gobierno comunista y uno que garantice la democracia y la alternancia del poder político cada cinco años.
Quizás esta es la elección presidencial más importante desde el reinicio de la democracia en mil novecientos ochenta, cuando terminó el régimen militar que duró doce años. Su importancia radica en que el país deberá tomar la decisión de elegir entre un modelo de gobierno comunista y uno que garantice la democracia y la alternancia del poder político cada cinco años.
Estuve ausente cuatro semanas. Fui alcanzado por covid al igual que mi mamá; yo estoy encasa; sin embargo, ella sigue luchando por su vida en una cama UCI. La experiencia de estar infectado, solo en una habitación, hace que tu cabeza se llene de recuerdos, pero sobre todo a proyectar el futuro, si en caso tienes la suerte de tenerlo.
El primer efecto que me genera al oír las ofertas electorales de los candidatos caviares es una sonrisa.
Durante la semana participo como espectador en las redes sociales, de diversos debates que realizan los postulantes al Congreso y me quedo muchas veces sorprendido de las ofertas electorales que realizan, ya que no están relacionadas con lo que realmente pueden hacer los congresistas.
Estimados lectores, ¿sabían ustedes que los peruanos residentes en el extranjero podrán elegir a dos congresistas que los representen? Pues les cuento que sí. Hoy la comunidad peruana de residentes en el extranjero tendrá dos parlamentarios y serán elegidos el 11 de abril junto a los 128 parlamentarios restantes.
No cabe duda que la única forma que el país prospere es con mayor inversión y que cada vez el Estado tenga una menor participación en la dirección de la vida de las personas. La crisis ecoviral que atravesamos ha reafirmado que el Estado peruano no ha sido el mejor gestor para administrarla. Los poderes ejecutivo y legislativo no han dado la talla.
Hace dos días me enteré de la muerte de un trabajador más del Servicio Parlamentario producto de la pandemia. También leí en los medios de comunicación que un parlamentario solicitaba que la presidencia del Congreso le pida al Poder Ejecutivo que a los congresistas y a sus asesores se les vacunen por estar en “primera línea”, ya que se exponen en la Semana de Representación.
Hace unas semanas escribí que sólo el 6% de los postulantes al Congreso tiene alguna experiencia en el Parlamento y sugerí además que los congresistas deberían incorporar a los jóvenes militantes de sus partidos políticos, como pasantes en sus oficinas, para que vayan conociendo cómo se trabaja en el Parlamento y que tengan contacto con el poder, para que luego no les dé “el mal de altura”.
El Gobierno usó el camino más fácil; aplicar el poder para encerrar a la población sabiendo que ello no es la solución para la crisis “ecoviral”.
Según un diario de la capital, que ha realizado una revisión de las hojas de vida de los candidatos al Congreso, sólo el 6% de ellos tienen experiencia legislativa por haber trabajado en el Poder Legislativo.
Un cambio de congresistas no garantiza que tengamos un mejor Congreso, ya que su organización y procedimientos resultan trasnochados para los retos que impone la sociedad del siglo XXI. Su organización es anticuada y pesada para procesar las funciones de legislar, representar, controlar y fiscalizar.