ÚLTIMA HORA
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Jorge Morelli

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El Perú necesita una inversión anual de 5,280 millones de dólares. En el primer semestre, la inversión minera llegó a 2,532 millones. Con la inversión en Tía María se esperaba superar la barrera de los 5,280 millones. Lo dice hoy el ex ministro Jorge Baca en su columna Linterna de popa en EXPRESO.

Dirigentes sindicales de la región Arequipa acordaron el lunes acatar un paro indefinido a partir de la semana siguiente, “en apoyo a los manifestantes del Valle de Tambo que se oponen al proyecto minero Tía María”, informó un diario local.

Dejemos de lado los juicios por ahora y atendamos a los hechos fríos.

El Ejecutivo ha hecho una alianza política con el Poder Judicial para enfrentar al Legislativo. Con ello perpetúa el desequilibrio de poderes crónico de nuestra democracia de baja gobernabilidad.

Si el Gobierno quiere resolver el dilema de Tía María lo que debe hacer es despolitizar el diálogo. Y el modo de hacerlo, aunque parezca sorprendente, es tomar distancia y alejarse de él.

El Gobierno debe declinar ser tercero en el diálogo, y dejar esa función en manos de otros.

El premier Salvador del Solar respondió el miércoles pasado al emplazamiento que hiciera el gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, al presidente Martín Vizcarra, al darle 72 horas para anular la licencia de construcción otorgada a la empresa Southern. Es más, lo amenazó. Dijo que el Presidente será responsable de “los muertos que los problemas puedan traer”.

Titulizar es más que titular. Securitización financiera es más que seguridad jurídica.

Donald Trump está torciéndole el brazo a la Fed y seguramente va a lograr que el banco central baje la tasa de interés para reimpulsar el crecimiento de la economía americana.

Ganar la paz y no solo la guerra ha sido siempre el secreto.

Hay héroes modernos que el Perú no conoce y que merecen su homenaje. El colombiano Martín Ibarra es probablemente el primer experto del mundo en parques industriales, que son la herramienta para el futuro. Ha fundado cientos de ellos desde hace décadas, desde China hasta Colombia, su patria, y me dijo no hace mucho que el milagro chino nació precisamente de ahí.

Puesto que conocer la verdad sobre la corrupción brasileña en el Perú no tiene precio, era inevitable la decisión política de firmar el acuerdo con Odebrecht aunque fuera leonino, para conocerla.

La sentencia de Hernando de Soto que sirve de epígrafe a la propuesta que ocupa estas páginas de EXPRESO resume a la perfección cómo matar dos pájaros globales de un solo tiro.

Cuando el Estado peruano decidió cambiar la base energética del país del petróleo al gas cometió un error. Al lado de la Cordillera de los Andes, el Perú debió girar hacia la energía hidroeléctrica.

Tres noticias dan la medida de lo que viene logrando la que, a estas alturas, es ya la mejor administración que ha tenido en décadas la seguridad social del Perú.

Por una situación que el Estado peruano ha generado existen las guerras de la electricidad. Mil grandes empresas peruanas han visto su costo de energía reducirse a la mitad. Parece un escenario ideal, pero no es real, porque no es sostenible. Están comprando energía por debajo del costo.

Hay tres frentes en el megaconflicto entre China y EE.UU. En cada uno China ha realizado ofensivas impresionantes y las contraofensivas estadounidenses han comenzado. La garra del águila tiene tres dedos, la del dragón también.

Las tierras raras son la carta bajo la manga de Xi Jinping, el presidente de China. Con ellas en la mano se prepara para resistir el veto del presidente de EEUU, Donald Trump, a Huawei, el buque insignia de la ofensiva china para la guerra por la supremacía tecnológica global.

Las guerras se pierden por luchar contra el enemigo equivocado.

Por supuesto que hay un plan para capturar el poder, con elecciones o sin ellas. Solo que el cerebro de ese plan no es el Gobierno. El cerebro de la captura del poder es el radicalismo antisistema, y el movimiento antiminero es su vanguardia.

Las tierras raras son la carta bajo la manga de Xi Jinping, el presidente de China.

Con ellas en la mano se prepara para resistir el veto del presidente de EEUU, Donald Trump, a Huawei, el buque insignia de la ofensiva china para la guerra por la supremacía tecnológica global.

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