Mientras en Lima la clase política sigue sin tomar la decisión de la vacancia presidencial, pese a que es la única salida para restablecer la democracia, en el sur los truenos de la sedición están sonando muy fuerte.
Hugo Guerra
Pese a su cultivada imagen de papamoscas, Pedro Castillo es un astuto gobernante que está destruyendo la precaria institucionalidad democrática del Perú y por ello debe ser vacado.
Expreso ha comenzado la titánica obra de publicar el coleccionable “Sin perdón ni olvido” sobre la auténtica historia del terrorismo en el Perú 1980 - 2000.
En defensa del Estado democrático y la viabilidad soberana de la República, el Congreso está obligado a avanzar directamente sobre la vacancia de Pedro Castillo.
Parados al borde del abismo los cómplices y los cobardes miran románticamente la puesta de sol. Los otros advertimos que el Perú ya se está desbarrancando.
Como he advertido desde el primer momento, no caben el negacionismo ni la inocencia; al margen de la retórica oficial, el gobierno ilegítimo de Pedro Castillo es comunista, inclusive filosenderista.
La vestimenta de la esposa de Pedro Castillo en una cumbre internacional no es asunto pueril. Las formas llevan al fondo.
El gobernante ilegítimo ha llegado al poder a través de una serie de mecanismos planificados por un amplio equipo de asesores provenientes de la Coordinadora Continental Bolivariana.
Moralina aparte, creo que -salvo ignorantes y perversos- no existe un solo peruano de bien quien íntimamente no haya celebrado la muerte del genocida Abimael Guzmán. Sin embargo, muerto el perro no ha terminado la rabia.
Comienza la segunda parte del plan de gobierno comunista: dinamitar (políticamente) el Congreso de la República. El pretexto son las declaraciones de la presidenta Alva, quien ha dicho que “la calle pide la vacancia” presidencial.
Estamos frente a un gobierno comunista y al Gabinete de esa línea es al que se le ha dado la investidura, traicionando a la democracia peruana.
El Perú se está desbarrancando en una peligros crisis de gobernabilidad y este jueves será crucial. O se devuelve sentido a la democracia, o la pesadilla comunista terminará por imponerse.
En menos de un mes de mando, con 46% de impopularidad el ilegítimo gobierno de Castillo ha agudizado las contradicciones económicas, institucionales, políticas y militares hasta un nivel intolerable.
Es repudiable que el canciller de la República, Héctor Béjar, diga que “El terrorismo en el Perú lo inició la Marina”.
Por eso y mucho más debe ser censurado en el Congreso; asimismo es urgente que Castillo explique detenidamente su programa de política exterior.
El autoritarismo gubernamental y la prensa crítica son locomotoras desbocadas a punto de chocar frontalmente; y cuando eso ocurra la víctima mortal será la libertad de expresión. Se repetirá así, el modelo del velascato en 1974, con el establecimiento de la censura, la incautación de medios y la persecución a periodistas independientes.
Los comunistas no mintieron, en la campaña electoral advirtieron que si ganaban no era para gobernar cinco años, sino para asaltar todo el poder y organizar la revolución desde adentro; y lo están haciendo.
El irrespeto a los símbolos patrios, el uso del uniforme bolivariano y el obsoleto discurso neo indigenista y anti hispánico pretenden quebrar la institucionalidad.
Hasta hace poco una ONG liberal me convocaba a dar charlas a grupos de disidentes cubanos que venían a Lima para obtener una visión democrática.
Aun si Pedro Castillo fuese proclamado presidente, los demócratas advertimos que no estamos derrotados. La lucha continúa contra quien ha sido elegido por la mafia del fraude y no por la voluntad ciudadana.
Somos respetuosos del Estado de Derecho; la buena fe guía nuestras acciones, por eso hemos cumplido con denunciar la trafa electoral.
Un mes después de la segunda vuelta, tras decenas de manifestaciones, marchas, protestas y acciones legales, hemos demostrado con pruebas indiciarias que ha habido fraude electoral. Pero no hay voluntad de justicia.
El ocupante espurio de palacio de gobierno ha vuelto a exhibir la miseria moral de la izquierda al ordenar que la fiscalía abra proceso de investigación contra los militares en retiro bajo presunto delito de sedición.