¡Viva Colombia, abajo Gustavo Petro! Perú rechaza acusaciones de mandatario sobre soberanía de isla Chinería
Mandatario acusa a nuestro país de ocupar territorio en Santa Rosa, elevando tensión diplomática entre ambas naciones.
El reciente martes 5 de agosto, el presidente colombiano Gustavo Petro —que afronta muchos problemas internos— acusó al Perú de infringir el Protocolo de Río de Janeiro de 1934 al “ocupar” y “crear el distrito de Santa Rosa de Loreto” en una pequeña isla fluvial que estaría “bajo soberanía y jurisdicción colombiana”.
Santa Rosa es peruana. El Perú respondió a Petro ese mismo día. El distrito isleño se creó el 3 de julio de este año por Ley N° 32403, en la provincia loretana Mariscal Ramón Castilla. Es una pequeña isla desgajada de la isla fluvial de Chinería, reconocida como peruana en todos los tratados.
Está ubicada en el río Amazonas, en la zona de encuentro de los límites de Colombia, Perú y Brasil. La isla Santa Rosa se formó hacia 1970 por los cambios naturales en las crecidas y retiros del río Amazonas, y tiende nuevamente a unirse a la isla matriz. Además, siempre ha estado ubicada dentro de la jurisdicción peruana, “al oeste del límite internacional peruano-colombiano, establecido por el thalweg del río Amazonas hasta la latitud determinada como límite entre Colombia y Brasil (señalada por el límite 1995-1), lo que ha sido reafirmado al gobierno de Colombia, de manera permanente, en varias oportunidades”, como indica el gobierno peruano.
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Firmes contra el infundio. Queda claro que el presidente Petro —quien es, dicho sea de paso, exaltado defensor del encarcelado expresidente y fallido golpista Pedro Castillo— pretende crear una irresponsable tensión limítrofe con la pretensión de elevar su maltrecha credibilidad. Hasta el momento no le ha ido bien. Incluso fue mal recibido en el puerto limítrofe amazónico colombiano de Leticia. Los peruanos —incluyéndonos los apristas— ante este problema, respaldamos la firme decisión peruana de no aceptar las amenazas del señor Petro. Pedimos, eso sí, que el Estado peruano fortalezca el bienestar de los peruanos en esa alejada localidad.
Fraternidad con Colombia
Los apristas deseamos no solo la paz sino la integración latinoamericana con Colombia. Cuando hubo el incidente bélico de Leticia en 1933, el APRA defendió el respeto al tratado Salomón-Lozano de 1922, que cedió a Colombia ese puerto y la franja entre los ríos Caquetá y Putumayo. Era un tratado oneroso y discutible, pero había sido ratificado y reconocido a nivel internacional. La ley es la ley.
Esa vez, en el combate de Güepí (26-28 de marzo de 1933) murió un heroico soldado peruano afiliado al Partido Aprista Peruano, el sargento Fernando Lores Tenaza, cuyo carnet partidario N° 1031 fue encontrado en su uniforme. En mayo de 1934, el APRA, aún bajo persecución, apoyó los esfuerzos de paz y participó masivamente en una manifestación multipartidaria en favor del Protocolo de Amistad y Cooperación entre la República de Colombia y la República del Perú, firmado en Río de Janeiro el 24 de ese mes.
Y tenemos hacia Colombia amistad y gratitud por su valiente defensa del derecho de asilo de Víctor Raúl Haya de la Torre entre 1949 y 1954. Nada debe interrumpir esta fraternidad.
¡Viva Colombia! ¡Abajo Petro!
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