Pescar la pota: clave ecológica y alimentaria para el Perú
Especialistas destacan que el manejo adecuado del calamar gigante protege otras especies marinas de consumo masivo.
La pota, también conocida como calamar gigante, ha pasado de ser solo un recurso económico a convertirse en una especie estratégica para el equilibrio marino y la seguridad alimentaria del país. Su pesca controlada es hoy una herramienta clave no solo para dinamizar la economía pesquera, sino también para proteger el ecosistema y asegurar la disponibilidad de otros peces de consumo masivo.
Expertos advierten que actualmente hay millones de toneladas de pota alcanzando su adultez en aguas peruanas. Si no se regula su extracción, esta especie depredadora podría alimentarse de manera excesiva de anchoveta, jurel y bonito, especies básicas en la dieta popular. “Cuando hablamos de pota, hablamos de un recurso con doble valor: fuente de proteína accesible y una especie cuya pesca garantiza la sostenibilidad del ecosistema”, señala Camilo Peirano, gerente general de Superfish.
Según datos del Ministerio de la Producción (PRODUCE), el desembarque anual promedio de pota en los últimos cinco años fue de 438 mil toneladas métricas, convirtiéndola en uno de los recursos más abundantes del mar peruano. Conscientes de este potencial, las autoridades decidieron ampliar la cuota de captura y reanudar oficialmente su pesca desde el 25 de agosto, como medida para fortalecer la competitividad del sector y generar empleo en las comunidades costeras.
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“La regulación de la pota debe entenderse como una acción de conservación. Su sobrepoblación afecta directamente a otras especies marinas de consumo masivo”, explicó Peirano. Además, recordó que esta especie es altamente migratoria, lo que la expone a flotas extranjeras en alta mar. Un manejo eficiente desde las costas peruanas permite capitalizar este recurso a favor del país y reducir la pérdida frente a la competencia internacional.
La importancia de promover su pesca no solo es ecológica, sino también social. En el Perú, el consumo de pescado sigue siendo bajo —apenas 18.4 kg per cápita al año— pese a su alto valor nutricional. En este contexto, la pota se presenta como una alternativa saludable, económica, baja en grasa y rica en proteínas. Su consumo, además, respalda el sustento de miles de familias que dependen de la pesca artesanal.
“Gestionar la pota de manera responsable es una oportunidad para el gobierno y para el país: se protege la seguridad alimentaria, se fortalece la economía de las comunidades pesqueras y se preserva el equilibrio de nuestros mares”, finalizó Peirano.
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