Oleajes anómalos amenazan la pesca artesanal y el abastecimiento de alimentos marinos en el sur del Perú

La Marina de Guerra del Perú ha emitido una alerta ante la presencia de oleajes anómalos que impactarán la costa sur del país a partir de este viernes, lo que vuelve a poner en evidencia la vulnerabilidad de la pesca artesanal y la cadena de suministro de productos marinos esenciales para la dieta de millones de peruanos.

Camilo Peirano, gerente general de Superfish, señala que estos fenómenos climáticos y oceanográficos tienen un efecto directo en la actividad pesquera, afectando tanto la seguridad de los trabajadores del mar como la disponibilidad de especies de alto valor nutricional como la pota, el bonito, la anchoveta y la caballa.

“Cuando el mar se vuelve riesgoso por oleajes anómalos, no solo hablamos de la paralización temporal de las faenas. También se compromete el abastecimiento de alimentos de alto valor nutricional que llegan a los hogares peruanos, normalmente a precios accesibles. Por eso es fundamental reforzar la seguridad de los pescadores artesanales y promover la diversificación en el consumo de especies marinas”, explicó Peirano.

El gerente de Superfish también advirtió que, aunque recientemente se abrió la cuota de pesca de pota —un recurso estratégico para la seguridad alimentaria del país—, los oleajes anómalos podrían dificultar su captura, afectando su disponibilidad y precio en el mercado.

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A esta situación se suma el reciente incremento en los precios de especies como el bonito y el jurel, cuyos costos han subido en los últimos días debido a las dificultades operativas provocadas por el mal tiempo. Ante esto, Peirano recomienda optar por especies marinas más accesibles como el toyo y la picuda azul, que actualmente están disponibles en los mercados nacionales y representan una opción nutritiva y económica.

Regulación y sostenibilidad en riesgo

Además de las condiciones climáticas, Peirano advierte que la pesquería de pota enfrenta desafíos de sostenibilidad que requieren una regulación más estricta y una mayor fiscalización para proteger a la flota artesanal frente a la competencia extranjera.

“Necesitamos más inversión en seguridad marítima, infraestructura adecuada en los desembarcaderos y políticas que incentiven el consumo responsable. Solo así podremos garantizar que, incluso frente a fenómenos naturales adversos, el pescado siga siendo una opción nutritiva y accesible para todos los peruanos”, concluyó.

Según cifras del Ministerio de la Producción, más de un millón y medio de familias dependen directamente de la pesca en el Perú. Sin embargo, la creciente frecuencia de eventos climáticos como El Niño y La Niña agrava la vulnerabilidad del sector, con consecuencias directas en la seguridad alimentaria y en la estabilidad económica de miles de hogares.