Luis Llosa, cineasta: Pueblos de Ayacucho siguen siendo caldo de cultivo del terrorismo
Un filme que remueve las cicatrices del pasado y lanza una advertencia a las nuevas generaciones.
Luis Llosa, destacado cineasta peruano, regresa con una obra cinematográfica que promete sacudir la memoria colectiva del país.
Su nuevo largometraje, ‘Tatuajes en la memoria’, basado en el libro biográfico ‘Memorias de un soldado desconocido’ de Lurgio Gavilán Sánchez, se estrena este 29 de agosto y representa, según sus propias palabras, “mi primera y única película auténticamente personal”.
La película narra la asombrosa vida de Gavilán, un hombre que a los 12 años se unió al terrorismo, para luego pasar al Ejército, convertirse en misionero franciscano y finalmente en antropólogo con estudios de doctorado.
Llosa, en una entrevista, no solo destaca la crudeza y la autenticidad de la historia, sino también la relevancia de los temas abordados en el contexto actual del Perú.
"Yo he grabado en Ayacucho, en los pueblitos en las alturas de Huanta. La realidad en esos lugares no ha cambiado en nada desde la época de caldo de cultivo que era para Sendero Luminoso y Abimael que captaban gente. La realidad social de desesperanza, abandono e injusticia sigue tal cual. Pero, digamos, el día de mañana podría surgir un nuevo Abimael, y es probable que los jóvenes se entusiasmen”, manifestó.
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A través de este filme, Llosa pretende mostrar a las nuevas generaciones los peligros de distorsionar la realidad en busca de una justicia social que, llevada al extremo, desencadena tragedias irreparables.
"Lo que esta película tiene es decirles: 'Miren, aquí hay un caso de alguien que se ilusionó, ¿no es cierto? ¿Y qué fue su vida? Una sucesión diaria de tragedias. A pesar de todo eso, de esos tatuajes en la memoria, él ve morir a su hermano, ve a seres muy queridos morir frente a sus ojos. Entonces, su vida se convierte en una sucesión de tragedias que los jóvenes tienen que entender. Ese es el peligro de la distorsión de la realidad, de lo que puede ser el anhelo de justicia social cuando se lleva a esos extremos tan sangrientos y arbitrarios'".
Finalmente resaltó que “la vida de Gavilán es una sucesión de tragedias. Los jóvenes deben entender que esa es la consecuencia de los excesos de ambos lados en una guerra que dejó cicatrices profundas en el país”, concluye el director, dejando claro que su película no solo es un relato personal, sino un mensaje para el futuro.
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