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La comunicación en el tiempo de los incas: Periodismo y libertad de expresión

La llegada de los españoles a América trajo consigo un cambio radical: la introducción de la escritura alfabética y de la imprenta.

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Fecha Publicación: 05/10/2025 - 03:09
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El 1 de octubre se celebra el Día del Periodista, profesión noble y honrosa que genera conciencia en los pueblos por su labor de informar y ser testigos de la historia y, en algunos casos, protagonistas de la misma. Para conocer un poco de la historia del periodismo en el Perú, me he tomado la atribución de tomar prestadas unas palabras del talentoso y gran periodista Justo Linares; su trayectoria es amplia a través del tiempo y esta es parte de la historia.

Hasta finales de la década del 50, el periodismo era un viejo oficio al que se dedicaban poetas, profesionales del derecho, intelectuales, jóvenes afectos a las letras y artistas que soñaban con volcar sus inquietudes en las páginas de diarios y revistas y en la incipiente radiodifusión, hasta que surgió una brillante generación de jóvenes ávidos de institucionalizar el viejo oficio para luego profesionalizarlo.

Entre ellos aparecieron Genaro Carnero Checa, como abanderado; Alfonso Grados Bertorini, Guillermo Cortez Núñez, Amadeo Grados Penalillo, Arturo Salazar Larraín, Juan Zegarra Russo, Alfonso Delboy, Domingo Tamariz Lúcar, Carlos Paz Caferatta, Mario Castro Arenas, Pablo Teruel y muchos ilustres hombres de prensa que fundaron la Federación de Periodistas del Perú como una institución de defensa gremial de los reporteros y de las libertades de prensa y de expresión. Eran años duros en los que la inestabilidad política sacudía al Perú y los golpes de Estado eran pan de cada día.

De 1948 al 56 se instauró la dictadura de Manuel Apolonio Odría, quien persiguió y encarceló a políticos y hombres de prensa opositores a su régimen. Lo sucedió Manuel Prado, quien garantizó una plena libertad de expresión, pero no hizo ningún avance con el derecho de los periodistas. Los periodistas no contaban con locales propios, pero la idea de profesionalizarse y crear un Colegio de Periodistas con carácter deontológico ya maduraba entre los dirigentes de la época.

Es así como, en el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry (1962-1968), se promulga la ley que, por primera vez en la historia, reconoce la profesión de periodista. Papel fundamental en su concepción y reglamentación jugó la bancada aprista, que tuvo en el Congreso al presidente de la Cámara de Diputados, Enrique Rivero Vélez, periodista y expresidente de la FPP, y a Luis Alberto Sánchez en el Senado, también periodista e intelectual notable. Fue el primer gran paso para intensificar la lucha por la creación del CPP, idea a la que siempre se opuso la familia Miró Quesada desde las páginas editoriales de El Comercio.

En 1969, Juan Velasco Alvarado, en un intento de congraciarse con los periodistas, promulgó la ley de la estampilla, cuyos fondos sirvieron para construir los edificios de la ANP y la FPP. Desde entonces, en la década del 70 se intensificaron las marchas y los pronunciamientos para lograr la creación del ansiado Colegio. Recién en 1980, cuando Fernando Belaúnde devolvió los medios de comunicación confiscados a sus legítimos propietarios, después de 10 años, renacieron las esperanzas de conseguir una ley que diera partida de nacimiento al CPP.

Aquí se inicia la gesta para la construcción del Colegio de Periodistas, que se inició en 1981 en Lima, replicándose en Apurímac, Arequipa, Áncash, La Libertad, Pucallpa, Loreto, Cusco, entre otras regiones.

La comunicación en el Perú

La historia de la comunicación en el Perú es un viaje fantástico que atraviesa civilizaciones, tecnologías y sistemas de pensamiento. Antes de la llegada de los europeos, el Imperio Inca poseía un modelo de transmisión de información único en el mundo. Tras la conquista, este sistema fue reemplazado por la escritura alfabética y, más tarde, por el periodismo moderno. Comprender esta evolución no solo es un ejercicio histórico, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la función social de la información en la construcción de nuestra identidad.

Los incas no tuvieron un sistema de escritura alfabético conocido. Sin embargo, desarrollaron muchas vías de comunicación a lo largo y ancho del imperio, que abarcó parte de los actuales territorios de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Chile y Argentina. ¿Cómo lo hicieron? Utilizaron la vía oral mediante una red de caminos desplegados por los puntos más importantes del imperio.

La comunicación en el imperio incaico

Lejos de ser un imperio carente de escritura, los incas desarrollaron un sistema propio y altamente eficaz para registrar datos y transmitir mensajes: los quipus. Estas cuerdas con nudos, elaboradas en distintos colores y longitudes, permitían llevar registros numéricos, censos, tributos y posiblemente información narrativa.

Su uso estaba en manos de los quipucamayoc, funcionarios especializados que actuaban como guardianes de la memoria y del orden administrativo. Complementando este sistema, los chasquis recorrían miles de kilómetros por los caminos reales, llevando mensajes orales y pequeños objetos que servían como señales o pruebas.

Este modelo no solo garantizaba una comunicación fluida a través de un territorio inmenso; también fortalecía la cohesión política y social del Tawantinsuyo.

Los chasquis

Los chasquis eran las personas del imperio incaico encargadas de transportar mensajes a pie de un punto a otro del territorio, utilizando la red de caminos Qhapaq Ñan y un bien organizado sistema de relevos.

Debido a lo difícil de su tarea, eran seleccionados por su resistencia física y su confianza. Eran entrenados desde niños para conocer los atajos por las montañas más difíciles.

Para realizar con eficacia su tarea, los incas construyeron colcas (almacenes con alimentos) en partes clave de su red de caminos. Así, los chasquis podían alimentarse y recuperar energías.

Fue tal la buena organización del sistema de mensajería por chasquis que los españoles siguieron utilizándolo durante la colonia, pues creían que el mensaje llegaría más rápido que al hacerlo con caballo. Generalmente, los chasquis trasladaban mensajes mediante quipus. Para su tarea contaban con un pututu, que anunciaba su presencia.

Los incas tuvieron un sistema de caminos reales que alcanzó más de 30 mil kilómetros a lo largo de regiones de los actuales países de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Argentina y Chile.

Qhapaq Ñan quiere decir “camino real”. Se trató de una red de caminos construidos principalmente en la costa del Pacífico y en la Cordillera de los Andes. Abarcó más de 30 mil kilómetros y comunicó cada rincón del imperio del Tawantinsuyo.

La red vial que se desplegó desde Cusco a todos los puntos más importantes del imperio incaico se denominó Qhapaq Ñan. Esta sirvió para mantener comunicados los distintos territorios conquistados por los incas. Abarcaba los territorios desde Ecuador (Quito) hasta Argentina (Aconcagua).

Consistía principalmente en dos tramos longitudinales que atravesaban la Cordillera de los Andes y la costa del océano Pacífico. Se calcula que los incas edificaron 60 mil kilómetros de esta red de caminos.

Los Qhapaq Ñan estaban hechos principalmente de piedra. Los incas mejoraron la red de caminos de otras civilizaciones como los Wari. El Inca era llevado por estos caminos a otras latitudes del imperio. Los chasquis también los utilizaban para transportar los mensajes. Algunos tramos del Qhapaq Ñan sobreviven hasta hoy. Quizá el más famoso es el llamado “Camino Inca” (ruta que comunica Cusco con Machu Picchu).

El lenguaje inca

El quechua (runa simi) fue la lengua oficial del Imperio Incaico. Tras la expansión del imperio a lo largo del continente sudamericano, el quechua también se expandió por los territorios conquistados. Actualmente es hablado por más de 10 millones de personas en el continente, que incluyen regiones de Perú, Ecuador, Colombia, Chile, Bolivia y Argentina.

Los fundadores incas provenían de una región del altiplano donde existía una diversidad de lenguas. Al asentarse en Cusco, sin embargo, asumieron el quechua, la lengua de los pueblos que habitaban esa zona. Según algunos cronistas, la familia real inca, además del quechua, se comunicaba en su propia lengua anterior. Los incas tenían el quechua como lengua oficial. Además, la élite inca hablaba el puquina. Durante la época imperial, en el territorio inca se hablaban cientos de lenguas (incluidas las lenguas propias de los pueblos conquistados).

La imprenta y el periodismo colonial

La conquista española trajo consigo un cambio radical: la introducción de la escritura alfabética y la imprenta. En 1584, Lima fue escenario de un hito continental: la impresión de Doctrina Cristiana y Catecismo para la Instrucción de los Indios, el primer libro publicado en Sudamérica. Aunque con fines evangelizadores, este hecho marcó el inicio de la producción impresa en el virreinato.

El primer periódico del Perú, El Diario de Lima, apareció en 1790. Sus páginas, aunque restringidas por las autoridades coloniales, abrieron un espacio para la información regular y la reflexión pública, sentando las bases de lo que sería la prensa republicana.

Con la independencia en 1821, el periodismo asumió un papel decisivo en la construcción de la nación. Diarios y revistas se convirtieron en tribunas para difundir ideas, promover la educación y debatir sobre los retos del nuevo Estado. Figuras como Mariano José de Arce, Manuel A. Fuentes y Ricardo Palma usaron la palabra impresa para registrar y analizar la vida política, cultural y social del país.

No obstante, la censura y las presiones políticas continuaron siendo una sombra recurrente, recordándonos que la libertad de expresión es un derecho en constante defensa.

Desde la época de los nudos y colores de los quipus hasta las plataformas digitales del presente, la comunicación en el Perú ha sido un hilo conductor de la historia. Cada época ha aportado herramientas y desafíos, pero el valor de la información como bien colectivo permanece intacto. Recordar este recorrido es reconocer que la comunicación no es solo un medio técnico: es un acto cultural, político y profundamente humano que define quiénes somos como sociedad.

Orígenes históricos

El origen de la libertad de expresión se remonta a la antigua Grecia. En las ciudades-Estado como Atenas, se defendía la parresía (libertad de hablar) como un elemento fundamental de la vida pública. Los ciudadanos podían expresar sus opiniones en el ágora, el espacio público de debate, sin temor a represalias.

La prensa libre no surgió por generación espontánea: fue fruto de luchas persistentes. Un hito clave fue la abolición de la censura en Suecia en 1766, con la Ley para la Libertad de Expresión, que permitió el acceso ciudadano a documentos oficiales, un antecedente del derecho a la información.

Otro referente emblemático es el juicio de John Peter Zenger en 1735, tras ser acusado de difamación en la colonia de Nueva York. Su absolución estableció la verdad como defensa legítima del periodismo independiente.

Estos ejemplos muestran que la libertad de prensa ha sido siempre una conquista social, una práctica resiliente frente a regímenes autoritarios que han intentado silenciarla. La libertad es un concepto antiguo que fue evolucionando y se ha convertido en una conquista de la humanidad. La libertad es la idea que considera que las personas deben ser autónomas, ser agentes de sus propias vidas y deben, entonces, poder tomar sus propias decisiones para vivir la vida como mejor les parezca.

En conclusión, este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito o a través de las nuevas tecnologías de la información, “el cual no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley”.

Ataques a la libertad de prensa

La Constitución peruana reconoce la libertad de expresión y prohíbe la censura previa, así como cualquier acto que impida la libre circulación de información. Se establece la obligación de proteger la confidencialidad de las fuentes periodísticas y se reconoce el derecho de los periodistas a buscar, recibir y difundir información.

Organismos como la Defensoría del Pueblo han recordado a las autoridades la importancia de garantizar la libertad e independencia de la prensa y promover el pluralismo.

Desafíos y amenazas

La Asociación Nacional de Periodistas (ANP) ha señalado un aumento de la intimidación, ataques y presiones contra periodistas por parte de entidades políticas y grupos con poder.

Se han registrado casos de periodistas agredidos o impedidos de cubrir eventos públicos, incluyendo protestas y actos oficiales del gobierno.

Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF) han denunciado ataques a la libertad de prensa en Perú, con un incremento en los casos registrados en los últimos años.

El gobierno peruano ha propuesto un protocolo para la cobertura de protestas que ha sido criticado por potencialmente vulnerar la libertad de prensa.

En el plano legislativo, se han propuesto normas como la “Ley Mordaza”, que endurece penas por difamación, y leyes de control sobre medios y ONGs, que equivalen a herramientas de censura preventiva.

Ataques a la libertad de prensa

Lamentablemente, la libertad de prensa en nuestro país (2022–2025) enfrenta graves amenazas:

Entre diciembre de 2022 y 2024 se registraron 740 ataques contra periodistas y medios (una tendencia alarmante).

Solo en 2024, se documentaron 392 agresiones, incluyendo hostigamientos, agresiones físicas y trabas informativas.

En el primer cuatrimestre de 2025, la cifra no cede: 101 ataques con modalidades que van desde amenazas y agresiones físicas hasta restricciones a la cobertura.

Entre los casos más graves están:

El periodista Gastón Medina, director de Cadena Sur TV, fue asesinado en Ica. Fue el primer crimen de este tipo en ocho años.

El veterano periodista Raúl Celis López, figura de Iquitos, también fue asesinado, lo que desató protestas por parte de la ciudadanía.

Además, la periodista Paola Ugaz (dedicada a investigaciones sensibles) vio violada la confidencialidad de sus comunicaciones por una decisión judicial arbitraria, colocando en riesgo la confidencialidad de las fuentes.

Defender la libertad de prensa

La historia nos recuerda que cada conquista de libertad fue precedida por su negación. La defensa de la prensa libre no es un asunto abstracto: es una lucha que protege nuestra capacidad colectiva de saber, de cuestionar y de inspirar el cambio. El silencio impone conformismo; hacerlo público es el primer paso para reparar injusticias.

Para preservar los derechos de la libertad de expresión debemos tener en cuenta:

Actuar significa exigir garantías para la seguridad de los periodistas.

Exigir implica rechazar leyes que restringen el ejercicio informativo.

Vigilar los actos de poder es vital para evitar retrocesos.

Esta publicación no busca polarizar, sino unir la voz de quienes creen que el periodismo es un servicio público. Cada artículo, cada denuncia, cada reportaje es un acto de defensa de nuestra memoria colectiva y de nuestro derecho a saber y opinar.

El “Quipu”

Los incas no tuvieron un sistema de escritura alfabético. Sin embargo, se presume que contaron con un sistema de cuerdas llamado “quipu”, el cual pudo servir como medio de comunicación para recordar historias y acontecimientos en el imperio.

La comunicación inca a lo largo del imperio era compleja. El Inca mandó construir (y mejorar lo heredado por otras culturas como la Wari) una amplia red de caminos llamada Qhapaq Ñan. Esta era utilizada por los chasquis (mensajeros que recorrían a pie el imperio usando relevos) para enviar mensajes de importancia.

Los quipus fueron utilizados como sistema contable del imperio. Sin embargo, recientes investigaciones también sugieren que sirvieron como un sistema usado para memorizar acontecimientos importantes de la historia inca.

Según las investigaciones, los quipus eran básicamente un registro de información numérica codificado en una estructura de cuerdas y nudos de diferentes colores. Las cuerdas estaban hechas de fibras de llama y alpaca.

Descifrar el significado exacto que esconden los quipus es una tarea difícil que continúa en investigación. Trabajos recientes sugieren que también guardaban historias y leyendas sobre los incas.

La persona encargada de descifrar y manipular los quipus era el llamado quipucamayoc. El sistema de quipus consistía en formar varias cuerdas que pendían de otra más grande. Cada nudo tenía un significado propio según los espacios que había entre ellos.

“La peor opinión es el silencio”: La libertad de prensa

En el Perú, desde hace muchos años, se vienen registrando varios casos de vulneración a la libertad de expresión, incluyendo agresiones a periodistas, restricciones legales e intimidación. Estos incidentes afectan tanto el ejercicio del periodismo como el acceso a información veraz para la ciudadanía. Realmente se ha convertido en una situación insostenible para los profesionales de la pluma, que lo único que hacen es contribuir con el país, educando, entreteniendo e informando al pueblo en general.

La libertad de prensa es la piedra angular de la democracia mundial, pues permite que la sociedad se informe, cuestione y participe activamente en los asuntos públicos. Esta libertad es esencial para construir una ciudadanía crítica, para contrarrestar los abusos del poder y para fomentar la transparencia. Su defensa se convierte en un deber ineludible de la comunidad periodística frente a desafíos crecientes.

El valor de la libertad de prensa

La libertad de prensa, o libertad de los medios de comunicación, es el principio de que la comunicación y la expresión a través de diversos medios, incluidos los medios impresos y electrónicos, especialmente los materiales publicados, deben considerarse un derecho que se ejerza libremente. Tal libertad implica la ausencia de interferencia del Estado. Esto supone la prohibición de la censura previa. Su preservación puede obtenerse a través de protecciones constitucionales.

La libertad de prensa en el Perú, pilar fundamental de la democracia, enfrenta desafíos constantes. Si bien la Constitución y las leyes peruanas garantizan la libertad de expresión e información, existen preocupaciones sobre la aplicación efectiva de estas garantías y la protección de los periodistas en su labor diaria.

Constantes desafíos

En el Perú, la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas enfrentan desafíos constantes, incluyendo agresiones físicas, amenazas y campañas de desprestigio, especialmente contra aquellos que investigan casos de corrupción o temas sensibles.

Organizaciones como Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras han registrado múltiples casos de ataques a la prensa en los últimos años, con un aumento de la violencia, especialmente contra mujeres periodistas.

Hay que tener en cuenta que la facultad que tiene el individuo es obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos, teniendo como base tres definiciones de libertad: voluntad, albedrío y autodeterminación.

En el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948 se establece que:

“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

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